Cuba: “fruta madura” para Estados Unidos.

Entrevista con Noam Chomsky[1]

H.D. ¿Qué importancia tiene el retiro de las tropas soviéticas de la isla?

N.Ch. El retiro de las tropas, como tal, no es de enorme significancia, porque su presencia fue básicamente simbólica. Lo que sí es muy importante, es el retiro de los subsidios económicos.

H.D. ¿Qué consecuencias tendrá?

N.Ch. En 1959/1960 la administración Eisenhower toma la decisión explícita de derrocar el Gobierno cubano. Hay documentos de planificación de marzo de 1 960 y, después, de la administración de Kennedy que documentan esta decisión. Los métodos empleados abarcaron una amplia campaña de terrorismo y la invasión directa. Cuando esto falló se intensificó la campaña de terrorismo, la que incluyó el estrangulamiento económico, la cuarentena cultural y la intimidación de cualquiera que tratara de romper el aislamiento de Cuba. Obviamente, ningún país pequeño puede resistir semejante agresión.

La situación es más difícil en el caso de Cuba, por sus relaciones históricas con Estados Unidos. De hecho, había sido colonizado por la Unión Americana y dependía completamente de ella. Pero aun un país verdaderamente independiente, no hubiera podido aguantar semejante ataque. Cuba sólo sobrevivió por su relación con Europa oriental. Era ineficiente y muy costoso, pero al menos, permitió sobrevivir.

Siempre, desde que la Unión Soviética comenzó a colapsar y desaparecer de la escena mundial, uno de los mayores objetivos de política exterior de Estados Unidos ha consistido en lograr que la URSS y sus anteriores aliados terminen la ayuda a Cuba. Porque esto significaba que Cuba caería en manos de Estados Unidos. Durante los años 80 la relación con Cuba fue presentada como la prueba real del nuevo pensamiento de Gorbachov. A la pregunta si Gorbachov era realmente serio o si proseguía la guerra fría, se contestó que esto se mostraría en su asistencia a Cuba, el blanco del ataque estadounidense.

Obviamente se considera totalmente ilegitimo ayudar a alguien que Estados Unidos quiere destruir. El razonamiento correspondiente es sencillo. Todo lo que Estados Unidos hace es correcto, por definición. Por ende, cualquier interfiere con lo que hace Estados Unidos es equivocado, por definición. Este es el presupuesto que todos aceptan. De ahí que la prueba del nuevo pensamiento de Gorbachov y su seriedad consistía en, si iba a permitir la destrucción de Cuba o no.

Es sorprendente cómo los viejos temas persisten. Siempre he pensado que el conflicto este-oeste fue malinterpretado, dado que en él fondo se trataba del conflicto norte-sur. Pero es asombroso que temas que nacieron en los primeros días de la república estadounidense continúan sin cambio alguno. Thomas Jefferson y John Quincy Adams, los “padres fundadores” hablaron de la necesidad de incorporar Cuba al naciente imperio estadounidense. Jefferson quería anexionarla simplemente. Pero en esos tiempos no podían hacerlo porque existió un obstáculo. El obstáculo en esos tiempos era Inglaterra. La flota inglesa hizo imposible para Estados Unidos simplemente conquistar y anexionar a Cuba.

La teoría manejada entonces por todos era que Cuba –siguiendo lo que John Quincy Adams llamó “las leyes de gravitación política”- caería en nuestras manos como una “fruta madura”. Esperamos hasta que la fruta madure y caiga en nuestras manos. Precisamente por esta razón Estados Unidos siempre estuvo en contra de que Cuba se liberara de España.

Estados Unidos ejerció enormes presiones sobre México, Colombia y otros para impedir la liberación de Cuba. Bolívar estuvo muy consciente de esto y le amargó mucho. Pero desde el punto de vista de Estados Unidos su posición tenía sentido. Si Cuba hubiera logrado su independencia, no habría caído en manos estadounidenses como “fruta madura”. También estuvieron muy preocupados por las tendencias democráticas y los movimientos de liberación nacional en Cuba que tendieron a liberar a los esclavos, luchar por la igualdad de los afrocubanos, todo esto intolerable para el imperio. Entonces, por diferentes razones Estados’ Unidos estaba opuesto, desde los tempranos años del siglo XIX, a la liberación de Cuba. Mantuvo esta oposición hasta que, a finales del siglo, de hecho, conquistó a Cuba y la convirtió en colonia, bajo el pretexto de liberarla de España. Y siguió efectivamente como una colonia estadounidense hasta que el Gobierno de Fidel Castro llegó al poder en 1959.

Por supuesto, las hostilidades de Estados Unidos comenzaron inmediatamente. A fin del año 1959 la CIA estaba ya involucrada en actividades subversivas. En marzo de 1960 la administración Eisenhower había producido ya los documentos secretos arriba mencionados. Decían: “Nuestro objetivo es reemplazar al régimen de Castro por uno más dedicado a los verdaderos intereses de los cubanos y más aceptable para los Estados Unidos”. Y sigue: “Tenemos que alcanzar este objetivo de una manera que evite cualquier apariencia de una intervención estadounidense”. Este era el leitmotiv de nuestra política ya en marzo de 1960. Kennedy continúa con esta política y se perpetuó hasta hoy, porque tenemos que asegurar que la fruta madura caiga en nuestras manos.

Podemos pasar por alto lo de “los verdaderos intereses del pueblo cubano”; no merece comentario. Sin embargo, en cuanto a la segunda parte: “un gobierno más aceptable para Estados Unidos” y la evasión de “la apariencia de una intervención estadounidense”, existe una razón: hay que ofrecer a los países latinoamericanos el pretexto de que ellos no saben lo que está pasando. Para los gobernantes de los países latinoamericanos es difícil que aprueben abiertamente ese tipo de intervención violenta estadounidense. De ahí nace un consenso. Nosotros pretendemos que no existe una intervención estadounidense y los gobiernos latinoamericanos pretenden creerlo. Ésta es la manera en que los asuntos hemisféricos se llevan a cabo.

Con la política del embargo, de la cuarentena cultural, posiblemente de sabotajes y con el apoyo externo para Cuba en declive, el supuesto de Estados Unidos es que los países latinoamericanos estarán demasiado intimidados por el dueño del hemisferio, para romper esta política. Europa y Japón podrían hacerlo, pero, nuevamente, el presupuesto es, que no se trata de un asunto de suficiente importancia para ellos como para enfrentarse a Estados Unidos.

H.D. ¿Es posible que Estados Unidos aproveche la fase final del proceso para una operación militar, como en Irak?

N.Ch. Creo que esto dependerá en gran medida de la situación de la política doméstica estadounidense y de la situación interna en la Isla. No tenemos acceso a la actual planificación secreta de la élite, pero se puede inferir. Obviamente, ellos suponen, que, con la política de estrangulamiento, la situación en Cuba empeorará severamente. Y en la medida, en que la situación se deteriora, habrá naturalmente protestas las que, a su vez, evocarán la represión. Las actividades del aparato represivo serán cada vez más rigurosas, debido a los crecientes efectos de la política de estrangulamiento, y entonces tendremos el circulo natural de: más represión, más disidencia y, quizás violencia. Exiliados cubanos desembarcarán, causarán más problemas y en algún momento Estados Unidos podría invadir.

Estados Unidos no invadirá Cuba mientras tema que haya resistencia armada. No atacará a alguien, que puede defenderse. Esto es obvio. La idea es “liberar” el país sin costo alguno para el imperio, es decir, esperar hasta que la situación interna sea tan mala, que las tropas estadounidenses puedan invadir sin mucha oposición. O, posiblemente, con la aprobación de la población, debido a que no aguanta más la situación.

H.D. ¿Como en Panamá?

N.Ch. Sí, Panamá es un buen ejemplo. Torturas a la gente lo suficientemente hasta que al final -te aceptan como una liberación. Y hay que entender esto porque la situación es tan horrible que la única manera de sobrevivir es bajo la dominación del coloso del norte.

Habrá varios factores que determinan, si Estados Unidos invade Cuba o no. Por ejemplo, los domésticos en la Unión Americana. Posiblemente, el Gobierno necesitará antes de las próximas elecciones un triunfo de política exterior. Uno de los principales enemigos del gobierno es la población estadounidense. Ella tiene que ser controlada. Hay que impedir que miren tas catástrofes sociales y económicas que los rodean. Y el recurso clásico para hacer esto es producir las histerias chauvinistas mediante victorias baratas. Es importante que sean baratas.

Hubo una demostración asombrosa de esto en Irak. Las operaciones militares fueron designadas de tal manera que no se produciría ninguna batalla. Un reportero del diario Newsday descubrió recientemente en Fort Riley, Kansas, sede de la primera división mecanizada lo siguiente: Cuando las tropas estadounidenses entraron a Kuwait, fueron encabezadas por un batallón de ingenieros con bulldozers que enterraron vivos a los soldados iraquíes en sus trincheras; quizás, a miles de iraquíes. Simplemente condujeron los bulldozers sobre las trincheras y enterraron los soldados vivos. Esto es un horrible crimen de guerra, mas no importa a nadie. Pero revela algo sobre la planificación militar estadounidense. Si tú atacas a alguien que se puede defender, no envías bulldozers a la lucha. Esto deja claro que Estados Unidos había preparado todo de tal manera que nunca iba a haber una guerra. Y, efectivamente, nunca hubo una guerra, nunca hubo ninguna lucha: simplemente hubo matanzas y atrocidades.

Bueno, ésta es la manera de conducir una guerra y convertirse en héroes y producir histerias chauvinistas. Hitler comprendió esto y todo el mundo lo entiende: victorias baratas son el truco que hay que utilizar.

[1] Tomado del libro “CUBA: Ante la razón cínica” de Heinz Dieterich

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